Despiertas un día...




Despiertas un día con veintitantos años y te das cuenta que te han robado tu pureza sin que te dieras cuenta. Ya dejaste de creer en pedir deseos a las estrellas y que al apagar tu vela de cumpleaños se harán todos tus deseos realidad. Dejaste de creer que hay personas buenas en este mundo, de tener fé en todo, hasta en ti. 

En algún punto te han matado esos sueños que guardaste en tu corazón con amor y magia cuando tenías ocho años, ahora solo quedan trozos viejos de ellos y no hay nada que hacer para revivirlos. 

Te das cuenta que dejaste de ver el mundo como una gran hoja en blanco en la cual podrías crear tu vida de ensueño y que te has vuelto esta persona llena de ansiedad pero carente de ilusión. 

Quizá en el camino entregaste tu corazón solo para que te lo devolvieran en muchos pedacitos pequeños, entonces tuviste que pegarlos mientras llorabas desconsoladamente porque no podías entender como una persona podía hacer algo así. 

Solías creer que el mundo estaba lleno de magia y oportunidades, porque eso era lo que había dentro de ti. Eras inconsciente de toda la malicia, egocentrismo, depravación y avaricia que existe realmente. Y tuviste que hacerte una persona dura porque, de lo contrario, la gente iba a romperte todo el tiempo. 

Me duele aceptar que no podemos volver el tiempo atrás para evitar todo el daño que sufrimos al crecer, pero también que no habría aprendido nada de lo que sé sin haberme enfrentado a esas situaciones. 

Crecer ha sido doloroso para mí. Un día la vida me obligó a crecer diez años en tan solo una semana y no tuve otra alternativa mas que hacerlo. 

No hubo sueños, deseos o juegos infantiles. Debía ser la niña grande, la que es casi adulta y carga la responsabilidad como si fuera un bolso Prada con orgullo. No tuve tiempo de llorar o equivocarme. Solo crecer. 

Guardé mis sentimientos y necesidades en una cajita que enterré en lo más profundo de mí. Intenté olvidarme de que alguna vez existió y seguí adelante. 

Pero al hacerlo, me quedé vacía. 

Poca gente habla sobre el vacío. Sobre cómo tus pies caminan sobre clavos y terminan sangrando, pero ya no sientes nada de ello. Porque sigues viva, pero al mismo tiempo ya no. 

Un día despiertas y te das cuenta de que esa niña de ocho años estaría terriblemente decepcionada de ver cómo dejaste que sus sueños, metas e ilusiones fueran arrancados. Te gritaría por no protegerlos, por no pelear por ellos.

Pero siempre hay una manera, una cura.

Porque aunque te encuentres en cientos de pedacitos rotos que se han esparcido en el viento, siempre serás una obra de arte. Cómo aquellas obras del kintsugi, dónde aquellas cosas rotas y reparadas valen más que una que jamás ha sufrido ningún daño.

Tu vida es una obra de arte, necesita matices oscuros y sombras tanto como la luz. 

Así que quizá tengas veintitantos años y te encuentres rota en todas las maneras imaginables posibles, pero cariño, eso solo te hace más valiosa.

No dejes que nadie te diga lo contrario.


Comentarios

You may also like ...

Gift Guide 2020

Show some l♥ve on Instagram

Este año he leído ...

Magnificent Bastard
Rebel Heir
The Outskirts
Follow Me Back
Midnight Blue
Running Mate
Smut
On a Tuesday
Pop Rock
The Layover
Burn Before Reading
American Girl on Saturn
Fame
Egomaniac
Infinity + One
Veiled Innocence
Breakdown
Renegade Fire
And Then You
The Start of Me and You


Mar's favorite books »