Pequeños pensamientos...

Si hay algo que podemos asegurar después de tantos días en aislamiento social, es que la vida ya no volverá a ser la misma.
La cosas que están pasando en todo el mundo pueden sonar escalofriantes, dejándonos en el miedo y suspenso de no saber que va a traer el mañana. ¿Será una guerra? ¿Más muertes? ¿Encontraremos alguna vez la cura?
La ansiedad puede sentirse cada vez más potente al ver las crueles imágenes de la realidad que otras personas están viviendo.
A veces intento volver un poco más al pasado, recordando cuando las oportunidades eran aún más chiquitas y el racismo más fuerte. Era tan fuerte que la gente no se daba cuenta de lo mal que estaban haciendo al suponer que un tono de piel era superior que el otro.
Miren las fotos, los vídeos de ahora. Hay más gente consciente que nadie es superior a nadie, que la equidad debería ser algo con lo que naces. Hay gente peleando allá afuera, todos los orígenes y tonos de piel juntos por una misma causa; equidad y respeto.
La gente está furiosa y tiene toda la razón de estarlo, porque aunque sus voces fueran fuertes y claras, nunca fueron escuchadas. No como deberían.
El mundo está cambiando.
Desde pequeña lo único que quería ser de grande era un cambio para el mundo. Algunas personas se reían de ello porque el mundo es muy grande y está contaminado de tanto odio que es imposible encontrar una forma de curarlo todo.
Cuando crecí me di cuenta de que cada persona es un mundo y si afectas el suyo de forma positiva, entonces se crea un cambio positivo de efecto dominó.
No necesitaba cambiar el mundo entero por mi cuenta, pero podía comenzar cambiando cosas pequeñas a mi alrededor. Dando amor, alzando la voz por lo que creo que es correcto, siendo amable siempre y con todos. No dividas, no minimices a otras personas.
Quizá algún día cambiemos el mundo todos juntos, una persona a la vez.